mkl

jueves, 29 de marzo de 2018

RIDING PATAGONIA VI "THE END"

"¡Ushuaia, ya estoy aquí!" Y la sonrisa que se reflejaba en mi cara era sinónimo de felicidad. Cada esfuerzo realizado, cada pedalada, cada gota de sudor derramada en el asfalto y en el ripio, cada aburrido desayuno de avena, cada plato de pasta o de arroz para cenar, cada situación adversa y la pereza de cada día para abandonar el saco y ponerse a pedalear, quedaban atrás. El reto había sido superado y la aventura llegaba a su fin. Ushuaia o el fin del mundo me recibía con los brazos abiertos y yo disfrutaba del abrazo mientras contemplaba el mítico canal de Beagle y la isla de Navarino. Mas al sur, tan solo la Antártida. 

Este es el final del viaje. El final, que triste palabra para referirse a un viaje, pero tenia que llegar. Este ultimo tramo me ha llevado a recorrer la isla grande de Tierra de Fuego, denominada así por Magallanes, quien en su viaje circunnavegando el mundo por primera vez, le dio ese nombre por los numerosos fuegos que los nativos fueguinos prendían para alertar de la presencia del hombre blanco en la costa. Muy diferente en su parte norte y en la sur, los propicios vientos que he encontrado me han llevado en volandas hasta el punto mas austral al que se puede llegar pedaleando. Estas han sido las ultimas etapas:

Punta Arenas - Porvenir: el estrecho de Magallanes en ferry
Porvenir - San Sebastian: 153 km
San Sebastian - Rio Grande: 80 km
Rio Grande - Tolhuin: 114 km
Tolhuin - Ushuaia: 105 km

Hasta el paso fornterizo de San Sebastian llegue con la lengua fuera después de mas de 150 km, eso si con el viento a favor. Alli la policia argentina me ofreció una estancia, con calefacción y cocina, que compartí con Maria y Ulises quienes también se dirigían hacia Ushuaia. Al día siguiente partimos de forma relajada hasta Rio Grande. Ellos tenian alojamiento ya reservado y yo no encontraba ningún sitio económico donde pasar la noche. Lo que pintaba bastante negro, se torno de color azul al dar con La Casa Azul de Graciela. Mujer maravillosa que me regalo una noche de risas, vino y buena conversación. De las personas que se ve a la legua que tienen un corazón enorme. Un placer.

Hasta Tolhuin tuve que vencer a la pereza y a unas piernas ya cansadas a base de temazos para motivarme. Al llegar me aloje en la Panadería la Unión, que lleva años recibiendo gratis a cicloviajeros. Allí encontré a otros 4 pirados de la bici reponiendo fuerzas para afrontar el ultimo esfuerzo hacia el sur.

El día definitivo amaneció soleado y frío. De esos en los que apetece pedalear para calentar el cuerpo. Poco a poco se fue nublando y por mas que pedalee, los dedos de los pies seguían fríos, como la helada brisa en contra que  como no podía ser de otra manera se presento puntual a su cita. Dos paradas para comer, superar el paso Garibaldi, disfrutar de los bosques otoñales de los alrededores de Ushuaia, maravillarme con los últimos coletazos montañosos de los Andes, afrontar el ultimo descenso, y de forma inesperada, tras una curva los pilares de bienvenida de Ushuaia daban su recibimiento a un cicloviajero mas. 

Este termina aquí su viaje pero lejos de haber saciado sus sueños de aventura, parece que los ha alimentado. Tenia grandes expectativas sobre la Patagonia, pero sin duda se han visto superadas. Paisaje bellisimos, las grandes personas que he conocido, la hospitalidad de sus gentes y las vivencias personales de autosuperacion que me ha aportado se quedaran conmigo para siempre. Puedo decir sin temor a equivocarme que mas que un viaje, esto ha sido una experiencia de vida.

Apuro las ultimas horas que me quedan en la Patagonia haciendo pequeñas excursiones. Mañana puede ser que al faro del fin del mundo, la economía ya no me da para mucho. Vuelo a Buenos Aires, unos días de turismo y vuelta a casa. 

Me despido de todos y todas. Yo pensando en el próximo destino. Espero que vosotros y vosotras con ganas de aventura. Muchas gracias por el apoyo recibido. Las fotos para cuando tenga una conexión decente.

Besos y abrazos. Mkl. 




viernes, 23 de marzo de 2018

RIDING PATAGONIA V

Poco a poco y pedalada a pedalada el viaje va llegando a su final. Escribo hoy desde Punta Arenas, una de las ciudades más australes del continente americano. Los sentimientos son encontrados, por un lado hay ganas de acabar y volver a casa, por otro, me siento nervioso de ver el final tan cerca, y por si no fuera poco, otra parte de mi desearía poder seguir el viaje hacia otros destinos.

Estas son las etapas recorridas desde la última publicación:

Villa O´Higgins - El Chalten: 7 km + barcaza + 12 km en camión + 7 km empujando la bici + ferry + 35 km.
Treking al Fitz Roy
El Chalten - Acampada junto al río La Leona: 134 km
Acampada río La Leona - El Calafate: 86 km
Visita al glaciar Perito Moreno
El Calafate - Acampada Libre en comisaria abandonada: 114 km
Acampada - Cerro Castillo: 99 km
Cerro Castillo - PN Torres del Paine: 56 km.
Treking W en Torres del Paine dia 1
Treking W en Torres del Paine dia 2
Treking W en Torres del Paine dia 3
Treking W en Torres del Paine dia 4 + 46 km hasta Villa Rio Serrano
Villa Rio Serrano - Puerto Natales: 86 km
Puerto Natales - Punta Arenas : 248 km en autobús

El cruce fronterizo entre Villa O´Higgins y el Chalten es el más curioso que conozco. Tras 4 días "atrapados" por mal tiempo, pudimos tomar la única barcaza que esta temporada opera en el lago O´Higgins. El día comenzó pedaleando de noche y terminaría de la misma manera. Tras tres horas llegamos a Candelario Mansilla, donde está el puesto de carabineros, o como aquí les llaman, los pacos. Allí me ahorre 13 km de subida, puesto que nos llevaron en un camión que iba a recoger leña. Ya solo tuve que pedalear-empujar 7 km de sendero embarrado hasta la aduana argentina, coger otro barco para cruzar el Lago del Desierto (motivo de disputa territorial entre Chile y Argentina) y pedalear 35 km hasta El Chalten ya con las últimas luces del día.

Al día siguiente hice con Margot, holandesa majetona y risueña, el treking a la Laguna de los Tres para ver el Fitz Roy en todo su esplendor, lástima que el día estaba revoltoso y nublado y no pude ver nada...

A partir de El Chalten el paisaje cambia. Abandonamos la cordillera de los Andes y nos adentramos en la Pampa argentina, una tierra hostil para la vida en la que tan sólo arbustos y matorrales consiguen abrirse camino. Eso y el viento. Un viento incansable que sopla incesante siempre desde el oeste, de las montañas a la Pampa. Así pues, el viento y los guanacos son amos y señores de estas tierras. Cuando sopla de espaldas, literalmente te lleva, de lado, se puede soportar, aunque hay que tener cuidado de que una ráfaga no te empuje al centro de la carretera, pero de frente... de frente es insufrible. Casi 4 horas me llevó recorrer los últimos 32 km hasta El Calafate en una pelea física y mental constante.

El glaciar Perito Moreno es la mayor atracción de La Patagonia, y por tanto, la más visitada. Es caro llegar y es cara la entrada, pero realmente merece la pena. Una enorme masa de hielo que avanza a razón de casi dos metros diarios, con una altura de hasta 70 metros y que sin embargo tan solo es el tercero más grande en extensión de los que componen el campo de hielo sur. En su avance divide el lago al que va para el hielo que se desprende en forma de icebergs en dos formando un túnel que se desploma más o menos una vez al año. Exactamente un día antes de que yo lo visitara... Es impresionante contemplarlo desde distintos ángulos, pero el sonido del hielo al fracturarse y desprenderse es un espectáculo para los oídos.

La siguiente parada fue el Parque Nacional Torres del Paine, de nuevo otra vez en Chile. El sitio es espectacular, su gestión, en mi opinión, pésima. Para mi un Parque Nacional debería ser un monumento natural accesible a todo el mundo, en este caso, más a los chilenos. Pero cuando algo público es gestionado por dos compañías privadas la idea de preservar el lugar y su conservación se aleja de su intención original para dar paso a un fructífero negocio. Para poder realizar sus dos trekings más famosos hay que reservar los glampings (de la unión de camping y glamour) con meses de antelación en dos páginas webs distintas, un lio. Pocos sitios para poner tu tienda de campaña, bastantes más para alquilarla o ir al refugio, y algunos en los que te obligan a reservar también las comidas. Menos mal que el sitio es la bomba y se te olvida todo lo que te están cobrando... Yo pude realizarlo gracias a que mi amiga Margot tenía una reserva que pudo ampliar a dos personas. Al final, cuatro días de treking alucinantes que te dejan las retinas llenas de paisajes.

He tenido que coger un autobús hasta Punta Arenas porque se me acaba el tiempo y realmente quiero llegar hasta Ushuaia dando pedales. Calculo que a partir de mañana, en 5 o 6 días habré recorrido Tierra de Fuego y llegado al fin del mundo. El tiempo está cambiando, a comenzado el otoño en el hemisferio sur y se acabaron los días de pantalón corto y camiseta. Hay que abrigarse porque el viento es helador, la lluvia aparece casi cada día y el frío hace que tengas que abrigarte.

Esta parte del viaje la había denominado como la de los parques naturales, así que lo mejor es que veáis unas fotos para haceros una idea de la belleza natural de estos parajes.

Beso y abrazos para todos y todas. Nos vemos pronto. Mkl.










































jueves, 8 de marzo de 2018

RIDING PATAGONIA IV

Hoy escribo desde Villa O'higgins, el mítico final de la Carretera Austral. Esta es un paraiso para la vista, a derecha e izquierda hay 11 parques nacionales, pero en si misma es un inmenso parque nacional. Un corredor norte-sur de 1240 km que te regala estampas de postal en cada curva. La terminaron de construir en 1986, siempre hay tramos en obras y sus últimos 450 kilometros (desde Villa Cerro Castillo) están todavía sin asfaltar. Algunos dicen que cuando esté del todo asfaltada perderá su encanto, los lugareños están ansiosos de que el asfalto llegue a la puerta de sus casas, a mi se me hace una cuestión secundaria porque este viaje me está haciendo disfrutar y vivir de forma muy intensa encima de la bicicleta.

Ya me encuentro en el ecuador de mi viaje, el segundo tramo era desde Futaleufú hasta Villa O´higgins. El siguiente tramo me llevará a recorrer El Chalten, dominado por el Fitz Roy, el glaciar Perito Moreno o el Parque Nacional Torres del Paine, hasta Punta Arenas.

Las etapas recorridas desde la última entrada son las siguientes:

Coyhaique - Villa Cerro Castillo (camping Las Nires): 108 km
Villa Cerro Castillo - Camping Doña Dora: 71 km.
Camping Doña Dora (a 40 km de Puerto Tranquilo) - Acampada libre a 30 km de Puerto Bertrand: 74 km.
Acampada libre - Cochrane: 78 km.
Cochrane - Caleta Tortel: 124 km en coche
Caleta Tortel - Acampada libre a 10 km de Puerto rio Grande: 55 km.
Acampada libre - Villa O´higgins: 82 km

Reconozco que he hecho un poco de trampa. 124 km en coche con la bici en la parte de atrás de una pick up. Al comenzar el viaje pensaba en recorer todos y cada uno de los kilometros de esta aventura pedaleando mi bici, pero varias fueron las circunstancias que llevaron a tomar esta decisión: la etapa anterior me había dejado para el arrastre, daban mucha lluvia para el día siguiente, adelantar un día me va de perlas, y sobre todo que he roto uno de los tornillos de la parrilla y no se cuánto tiempo va a aguantar el apaño de bridas y cinta americana que he hecho...

Pensándolo de nuevo, el haber hecho "trampa" ya no me importa mucho. Estoy disfrutando tanto del pedaleo como de lo que lo acompaña. Esto son la gente que te encuentras en el camino. Desde saludos fugaces a conversaciones al calor del hogar con un vaso de vino en la mano. Ellos te cuentan sobre su viaje, su vida, sus proyectos o sus historias y tú, tu escuchas y a la vez compartes con ellos tu viaje y tus ideas sobre la vida en general. Así, aunque tu viaje sea en solitario, pocas veces estás solo.

Conocí a Doña Dora y a su marido Don Osvaldo. Ella me contaba todos los problemas que le ponía la municipalidad para abrir su camping sólo porque ella no votaba a los políticos que están en el poder. Él me hablaba de los veraneos y los inverneos, de como cada año lleva el ganado en verano al monte a pastar y del viaje de vuelta antes de que caigan las primeras nieves, de bosques vírgenes de nelgas milenarias en los que sólo el sabe encontrar el camino y de glaciares desconocidos que ni siquiera tienen nombre y dan origen al rio Murta. Ambos compartieron conmigo su cena y su vino y marché a la cama con la tripa llena y el corazón contento.

Compartí conversación y datos del viaje con Grant y Leslie, una pareja de San Francisco que pedaleaba en dirección contraria en una ventosa noche antes de acomodarme en mi saco. Charlé largo y tendido con Nico y Michelle mientras conducían rumbo a Caleta Tortel y me hablaban sobre la flora local y me deseaban buena suerte en mi viaje. Allí, en el hostal Giselle la señora María me pareció el reflejo perfecto del pueblo en el que vive. Un pequeño pueblo a orillas de la desembocadura del rio Baker en el que sus calles son pasarelas sobre el mar o el fangoso terreno en el que se encuentra ubicado. Muy bonito y con un potencial turístico que sus habitantes parecen rechazar dando la impresión de ser una comunidad un tanto deprimida que pasa las largas tardes de invierno entre vaso y vaso de vino mientras van quemando la leña acumulada durante el verano y traida en barcas para ser secada en la parte trasera de sus casas. Alli también hice amistad con Giaco, un documentlista con espíritu inquieto y aventurero dispuesto a reflejar los efectos del cambio climático en los cipreses patagónicos.

A Villa O´higgins llegué tras las ruedas de Emily y Ella, jóvenes canadienses que recién acabaron la carrera se decidieron a surcar la Patagonia con sus bicis de ruedas gordas. Aquí nos a recibido Pachi, un simpático patagón, que por mucho que le he insistido dice que su nombre no es vasco. Escribo desde su acogedor quincho, al calor de la cocina económica y con la tripa de llena de las lentejas que he cocinado para todos. Que alegría dejar por un día la dieta de pasta, arroz y chocolate.

Aquí el tiempo pasa despacio. Comer dormir y descansar son las ocupaciones de los mucho viajeros que estamos atascados esperando a que amaine el viento para que la única barcaza que opera esta temporada nos acerque hasta Candelario Mansilla, frontera con Argentina, y poder seguir nuestro viaje hacia El Chalten.

Ya deje atrás el tiempo de apurarme. Los problemas futuros, son eso, problemas para el futuro y yo ahora sólo pienso en relajarme de la intensidad de este viaje que me está dejando las retinas llenas de imágenes, la cabeza repleta de nuevos sueños de aventura y el alma sonriente, como siempre debería de estar.

Como siempre unas cuantas fotos del viaje.

Saludos y un abrazo grande.

Mkl